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Café LA IMPRENTA: la noticia menos deseada

Ya nada será igual.
El cierre del entrañable Cafe La Imprenta, allí en Migueletes 866, entre Jorge Newbery y Maure, marca el punto final de la historia de un pedazo del barrio de Palermo, que supo trascender merced a la evolución del complejo La Cuadra-La Imprenta.
Porque, antes de esa manzana emblemática, el barrio era la Abadía de San Benito, el Colegio de las Esclavas, la Escuela de Granaderos, la quinta de José Hernández, los studs de Palermo y la planta de Gascarbo.
A la luz del complejo fueron llegando Coto, el Tathershall, El Solar de la Abadía, Kansas, Megathlon, Pérsico, Nike y todo el circuito comercial aledaño a la primera galería que existiera justo en la esquina de Maure y Migueletes, sede de la antigua imprenta, cuyo origen data del año 1914.
El Cafe La Imprenta supo tener sus momentos de esplendor, cuando se transformó en un punto de encuentro de la sociedad porteña y en especial de los vecinos palermitanos, dando el puntapie inicial, para la conformación de un circuito gastronómico de innegable trascendencia, del cual aún sobrevive La Stampa, cómo último baluarte de la primera generación.
De su mano y con el acompañamiento de La Cuadra, la zona ganó en el consenso de los desarrolladores inmobiliarios y en pocos años vivió una trasformación de importante magnitud hasta llegar a estos momentos en los cuales la picota del urbanismo les dará el último adios.
Porque, si bien es cierto, que la razón del cierre tiene que ver con la declaración de su propia quiebra, presentada el pasado 17 de Diciembre por la empresa Almenir SRL, titular de la explotación del café: no se puede soslayar que desde hace dos años su existencia estaba acosada por un importante proyecto inmobiliario.
Esto es así, desde fines del año 2010, cuando El Vocero, cubriera las tertulia que los vecinos realizaban en el cafe restaurante "La Troupe", ubicado en el centro del hoy cerrado complejo La Cuadra.
Decíamos entonces:
La soberbia movilización vecinal, plasmada en sucesivas tertulias en las instalaciones del mismísimo La Troupe, apoyada en sus actitudes y fundamentaciones por distintos organismos y legisladores porteños, logró frenar el desarrollo del emprendimiento inmobiliario diseñado por el estudio de arquitectos Churba - Friedman, del caul se supo que ya hicieron cateos de suelos y que el alquiler del restaurante (La Troupe) venció el 31 de diciembre.
Para ello los represenantes vecinales lograron presentar un rápido recurso de amparo que recayó en el Juzgado en Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo y Tributario número 8, a cargo del juez Osvaldo Otheguy; quien dictó una medida precautelar que ordena al Gobierno porteño impedir cualquier acción en esas construcciones hasta que se remita al juzgado toda actuación administrativa, debiendo ordenar un informe del Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales (CAAP) en un plazo de 10 días hábiles.
Vale resaltar que para lograr este fallo, fue de fundamental importancia la magnitud e importancia de los actores representativos de la comunidad toda: la asociación Vecinos por La Cuadra, la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, la Defensoría del Pueblo porteña y la ONG Basta de Demoler. Además, contó con el aval de diputados de diferentes bloques, autores de sendos proyectos: Bruno Screnci, Sergio Abrevaya, Diana Maffía, Adrián Camps, Eduardo Epszteyn, Martín Hourest, María José Lubertino y Adriana Montes .
La Imprenta (en la esquina Migueletes y Maure) y La Cuadra (Jorge Newbery 1651) forman parte de un complejo construido en 1914 con restaurantes, cafés y una galería de arte, entre otros locales. A pesar de su valor cultural, se aprobaron las demoliciones para levantar dos torres porque, según el Gobierno porteño, desde el CAAP dijeron que no eran construcciones con valor patrimonial
No sólo la resolución del amparo presentado significó un triunfo para la movilización barrial, sino que en el seno de la Legislatura porteña se aprobaron proyectos tendientes a la protección de ambos inmueble y frenar así el permiso otorgado por el Ejecutivo para la demolición de ambas construcciones.
Esos proyectos incluyeron la declaración para que se preserven los inmuebles de “La Cuadra” y “La Imprenta”, teniendo en cuenta “sus valores arquitectónicos, históricos, urbanísticos, sociales y culturales”.
Según pudo saberse, la catalogación con nivel de protección estructural a “La Cuadra”, situada en Jorge Newbery 1651, y con nivel de protección cautelar a “La Imprenta”, en Migueletes 860.
A pesar de ello y transcurrido más de dos años, la noticia menos deseada fue dada a conocer por sus actuales propietarios:
"Después de tantos años cerramos nuestras puertas. Fue un gran honor formar parte de sus vidas y agradecemos a todos y a cada uno de ustedes. Hasta siempre".
Así, con un cartel pegado en una de sus vidrieras a la calle, se despidió La Imprenta.
Por eso, ya nada será igual.

 
   
   
 
 
   
 
 
 
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